EL PODER ESTÁ DENTRO

Cuando se domina lo exterior mediante lo interior, todo se arregla
— El TAO de la larga vida

En un abrir y cerrar de ojos, las estructuras externas se han derrumbado, los grandes sistemas que creíamos firmes y en los que, desde hace siglos, venimos depositando nuestro poder se han caído. No deberíamos olvidar, y más en este momento, que lo externo, no es más que un reflejo de lo interno, porque "como es dentro es fuera”, y porque todos, de alguna manera, y en mayor o menor medida, le vamos dando forma a lo que, después, manifestamos como sociedad.

Si lo de fuera está sufriendo una transformación tan extrema, quizá, todos nosotros tengamos también la oportunidad de implicarnos y comprometernos en una transformación interna. La realidad es que no estamos acostumbrados a estar con nosotros mismos. Tenemos una tendencia natural a escapar de lo que nos asusta y de lo que sentimos. Tendemos a poner parches y un “mejor mañana” a lo que tenga que ver con nuestra vulnerabilidad y con lo que sucede en nuestra casa interna. Nos engañamos con un “ahora no puedo”, no nos escuchamos o, por lo menos, no lo suficiente como para reconocernos y, así, poder amarnos.

No sabemos cuáles son nuestros recursos internos, hemos crecido creyendo que todo está allí afuera, y por eso, ahora que lo externo es incierto y se tambalea, es momento de preguntarnos qué está pasando dentro. Si tengo tres títulos universitarios y una nefasta relación interna, si creo que no soy válido y que no puedo, mis títulos, lo de fuera, no sirven porque no son reflejo de una estructura sólida y amorosa de mi casa interna, porque el punto de partida siempre está en mí, porque la prosperidad, el amor, el poder, la plenitud o lo que sea, nunca vinieron de fuera, porque lo de fuera solo puede reflejar lo que, previamente, yo he despertado, aceptado y permitido dentro. Porque si yo no reconozco mis recursos, nunca los voy a poder ver en su forma física. Porque la conexión entre lo que somos y lo que manifestamos es la clave para levantar macro estructuras firmes y duraderas.

Se nos ha enseñado que lo importante es producir, hacer, fabricar, ser válido, luchar, esforzarse y trabajar. Y esa enseñanza, así, aislada, se queda coja, muy coja. Le falta una parte, su otra polaridad. Y quizá, en estos momentos, lo que más necesitemos sea recordar que el hacer no puede existir sin el ser, que lo de fuera necesita espacio para lo de dentro y que las grandes estructuras precisan de un buen suelo interno. No pasa nada por parar, por dedicarnos un poco de tiempo. No pasa nada por tener miedo, por sentirnos vulnerables, por estar cansados, por escuchar lo que necesitamos, por decir "no puedo”, por no hacer, por no producir, por descansar, por ser imperfectos. No pasa nada, de verdad.

Necesitamos recuperar la fe y la confianza en nosotros, en nuestros recursos. Necesitamos mirarnos y ver si sabemos nutrirnos, si somos capaces de atendernos y de respetar nuestras necesidades. Si estamos cómodos con nuestra vulnerabilidad y también con nuestras debilidades. Necesitamos parar un momento, es una gran oportunidad. Necesitamos reconocernos y reencontrarnos y, sobre todo, necesitamos recuperar todo el poder que, hasta ahora, habíamos entregado a lo de fuera. Y necesitamos hacerlo porque vivir desde la conexión interna permite que lo externo funcione y permanezca.

El equilibrio entre intervenir y dar un paso atrás, entre parar y accionar, entre esforzarse y relajarse es fundamental para que todo fluya en perfecta armonía y orden. Solo tenemos que observar lo que está ocurriendo en la naturaleza, y así, podremos darnos cuenta de que el no hacer permite que todo fluya y se coloque.

Y ese es mi deseo, dar un paso atrás, dejar de intervenir para que todo fluya y se coloque.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Muhamad Rizal Firmansyah

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